El 13 de enero de 1998, Ramón Sampedro consiguió aquello por lo que luchaba legalmente desde hacía treinta años: su propia muerte. Desde que en 1968 quedó postrado en una cama por culpa de un accidente fatal, se definía a sí mismo como «una cabeza viva en un cuerpo muerto» y su mayor anhelo era libe...