Desde la puerta de la peluquería frente a la Glaxo, Vardemann había observado durante días cómo una cuadrilla de obreros levantaba las vías del tren. Ya no más ese sonido capaz de tapar hasta el ruido de un balazo, ni aquel previo a la detención, “tan estridente que hace doler las muelas. Sólo...