Hermosas, juntas: la ola y la amura; algo más que mero líquido que lame el metal. Y un sol rojizo de poniente, allá lejos, pero tan cerca y dentro de las brisas que arroja sus tintes rosáceos sobre la ola y la amura. Villagarcía y su mar, atardeceres con pleamar rizada en alientos de sal y besos. ¿P...