Hildegarda de Bingen nace en Bermersheim, en el sur de Alemania, en 1098. Frágil y enferma, los asistentes al parto vaticinan que no pasará de la noche. Pero sobrevivirá, y este no será más que uno de los hitos de su prodigiosa existencia. Desde pequeña tuvo visiones, y a los diez años la recluyeron...