Michel Marini tenía doce años en 1959. Eran los tiempos del rock'n roll y de la guerra de Argelia. Él era fotógrafo aficionado, lector compulsivo y jugador de futbolín en el café Balto de la plaza de Denfert-Rochereau, en París. En la sala de atrás de ese café conoce a Igor, a Léonid, a Sacha, a Imr...