Un leve quejido antes de incorporarse de nuevo y seguir corriendo llegó hasta el marinero de guardia sin resuello. Con una respiración jadeante dijo:—Llama a la policía.—¿Cómo dice? —le respondió atónito el marinero.—Llama a la policía, chaval —repitió el hombre exhausto—. Hay una mujer muerta en lo...