La mar tiene mil peligros. Hay corrientes, remolinos... Pero yo cruzo huracanes, subo y bajo toboganes, doy cabriolas en las olas, burlo a los monstruos marinos... ¡y cruzo los siete mares para estar con mis amigos!
Pipa no se iba a dormir nunca sin sus calcetines favoritos, de rayas amarillas y negras, porque la ayudaban a recordar sus sueños. Al día siguiente, lo que fuera que había soñado la acompañaba toda la mañana: desde que se despertaba hasta la hora de comer, más o menos. Pero un día, al despertar, alg...