Tres de la mañana. Ida se levanta de la cama, se enfunda el pesado abrigo negro y, tras colocarse su estrambótico sombrero, sale corriendo a la calle. Avanza a trompicones bajo la lluvia con una sola idea fija en la cabeza y un único destino: la jefatura de policía de Chúdov. A ello dedica sus últim...