Veinticinco años de profesión a las espaldas, «el corazón endurecido por la vida», constantemente envuelto en una nube azul de humo de Ducados y con una copa de Lagavulin siempre al alcance de la mano, Ben Vargas es un detective de largo recorrido; un perro viejo que, a su pesar, encarna el cliché d...