Vigésimo primer día del noveno mes del decimoprimer año de la era Kan’ei (21 de septiembre de 1634). Amanece en el castillo de Suruga, una atmósfera desoladora lo envuelve todo, la tensión se palpa en el ambiente. Hasta este lugar han llegado para batirse en duelo los más grandes maestros de artes marciales de todo el país.
A la hora de la serpiente, ante la presencia de Tadanaga, el gran consejero de la provincia de Suruga, dará comienzo el torneo que está llamado a convertirse en el más importante de la historia de Japón. En él se celebrarán once combates en los que los participantes lucharán a muerte con espadas auténticas, algo muy poco frecuente en época de paz.
Cuando comience la lucha, los maestros se lanzarán a un abismo de destrucción que provocará ríos de sangre y será recordado durante siglos. A medianoche, cuando todo haya terminado, la fortaleza quedará vacía y en silencio, tan solo habitada por los fatigados espíritus de los luchadores caídos.
Sería un error entender esta obra como una simple novela de samuráis, en ella se conjuga lo mejor de la literatura clásica japonesa: pasión, rencor, amor, odio y… muerte. Un soberbio relato sobre los más bajos instintos del ser humano y sobre las causas que los provocan.
Una novela histórica que trasciende la historia.