El día a día de un aficionado a los videojuegos puede ser realmente duro: siempre hay prototipos que probar, partidas y más partidas que exigen muchas horas de entrenamiento, los ojos que se te duermen frente a la pantalla, horarios imposibles, comidas poco sanas, ejercicio más bien escaso…, por no hablar de las dificultades para ligar.
Una vida a contracorriente y la presión constante por competir pueden resultar altamente perjudiciales. Para evitar el caos, los dolores de estómago, las contracturas y el mal humor os proponemos esta guía de supervivencia para gamers, un relato divertido, a veces delirante, sobre cómo plantearse la vida para aprovechar al máximo todas las posibilidades de disfrutar de este universo apasionante sin perder la salud.