El riesgo emocional que afronta el autor al hurgar en el dolor producido por la secuencia de muertes de sus seres más queridos, se ve recompensado por el efecto catártico que regala la escritura poética y que se multiplica aún más cuando, en el transcurso de esa incursión, aparece el amor.Miguel Díaz Olmo (Liétor, Albacete, 1954), licenciado en Psicología y diplomado en Literatura Francesa, reúne su primera colección poética Poemas para un cuerpo durante una estancia de cinco años en Nueva York (1986-1991).En ese mismo periodo, inicia su formación en escritura de guion y en dirección de cine, y se centra en la producción de obras audiovisuales que él mismo escribe y dirige a lo largo de más de una década: los documentales Future Tense y Help 93, los cortometrajes Kaos y Una grieta en la nieve helada, y los vídeos creativos Life Techno Vision y Escritos de la enajenada. El regreso a la escritura poética se produce a raíz de los textos explicativos que acompañan a sus propias fotos de viajes en el blog La retina impresionada.En los últimos años, ha publicado los poemarios Primera persona y Nos lleva la corriente del glaciar.