Resumen

Érase un botón que cuando se cayó de la camisa de un niño se puso tan triste que no paraba de llorar, a partir de ese día, fue de un sitio a otro desde caer al lado de un perro, pasar por el intestino de un gato y quedar pegado en la bota de un soldado. Después de tanto trajín acabó en un camino y se hizo amigo de un guisante que era muy parlanchín, se hicieron amigos y cuando en primavera el guisante germinó, dio una planta de flores rosadas. El botón trató de imitarle, se estiró y salió la primera planta botonera del mundo con hojas blancas y cuatro puntitos negros. A partir de ese día ya no hay más botones solitarios que lloran por estar solos. Lectura recomendada a partir de 6 años.