¿PUEDES OÍRME?

¿PUEDES OÍRME? VARVELLO, ELENA

Portada de ¿PUEDES OÍRME?
Nota media 5,50 Regular 2 votos 1 críticas

Resumen

Elia tiene dieciséis años y es un chico solitario. Su padre ha sido despedido y ha empezado a comportarse de un modo extraño, desapareciendo durante horas a bordo de una furgoneta, encerrándose en el garaje, escribiendo cartas en las que denuncia un complot del que se siente víctima. Elia intenta descifrar lo que está ocurriendo, mientras que su madre parece no querer ver. Hasta una noche de agosto tras la que nada volverá a ser como antes: la pequeña comunidad de Ponte, ya marcada por el asesinato sin resolver de un niño, se despierta turbada por el secuestro de una chica, que la noche anterior se subió a una furgoneta y desapareció después en los bosques. Pero para Elia ese verano también está marcado por su atracción hacia Anna Trabuio, su amistad con su hijo Stefano, por el doloroso descubrimiento de sus propios deseos y del instinto de supervivencia. Quien relata todo esto es el propio Elia, treinta años después: un hombre que intenta recoser los jirones del pasado e iluminar la oscuridad en la mente de su padre, imaginando lo que pudo ocurrir verdaderamente esa noche, y qué significa perderse a uno mismo. Pero sobre todo intenta responder a una pregunta: cómo es posible, después de una herida tan profunda, tener la esperanza de ser felices. Elena Varvello ha escrito una historia de formación distinta a todas las demás, que captura al lector con un estilo cincelado, duro y transparente.

1 Críticas de los lectores

La novela de Elena Varvello (Turín, 1971), nos cuenta la historia de Elia, un adolescente de dieciséis años, solitario y retraído. A su padre lo despiden del trabajo y comienza a comportarse de manera extraña. Desaparece con su furgoneta, a veces durante horas, se encierra en su garaje, escribe cartas en las que denuncia un complot del que es la víctima. Al tiempo su esposa, la madre de Elia, parece no ver lo que ocurre y vive ajena a todo ello. Hasta una noche de agosto en que todo cambia: la pequeña comunidad de Ponte, ya marcada por el asesinato sin resolver de un niño, se despierta turbada por el secuestro de una chica, que la noche anterior se subió a una furgoneta y desapareció después en los bosques. Pero para Elia ese verano también está marcado por su atracción hacia Anna Trabuio, su amistad con su hijo Stefano, por el doloroso descubrimiento de sus propios deseos y del instinto de supervivencia. Quien relata todo esto es el propio Elia, treinta años después: un hombre que intenta recoser los jirones del pasado e iluminar la oscuridad en la mente de su padre, imaginando lo que pudo ocurrir verdaderamente esa noche, y qué significa perderse a uno mismo. Pero sobre todo intenta responder a una pregunta: cómo es posible, después de una herida tan profunda, tener la esperanza de ser felices. Elena Varvello ha escrito una historia de formación distinta a todas las demás, que captura al lector con un estilo cincelado, duro y transparente.
Así pues, si hay que hablar de una palabra que defina toda la trama es “sospecha”. Es una novela rural y de descubrimiento, enmarcada en la Italia de los años setenta, en esa Italia agreste y rural. Nos presenta a una familia a punto de desmoronarse, por el comportamiento errático del padre y la ceguera voluntaria de la madre de Elia.
Si se lee la sinopsis se puede pensar que nos encontramos ante una novela negra al uso, en la que la trama girará en torno al descubrimiento del asesino. Nada más lejos de la realidad. La historia, contada a través de los ojos de Elia, gira mucho más en torno a él mismo, a su crecimiento como persona, en medio de unos acontecimientos convulsos, que vienen a alterar su microclima. Uno de los aciertos de la autora ha sido no contar la historia de manera lineal. Va alternando entre dos realidades, sin que ello haga difícil seguir el desarrollo de la narración. Básicamente saltamos de Elia a su padre, el lector se ve trasladado entre las dos mentes. Un recurso que la autora maneja con maestría, dándole esa pátina de agilidad, cortando cada capítulo con pequeños cliffhangers que hacen querer seguir.
En cuanto al estilo de la autora, nos encontramos con una lectura ágil, plagada de diálogos y párrafos cortos. Eso, sumado a la corta extensión del libro, apenas unas 230 páginas, hace que la lectura transcurra rápida y fluida, y que llegue a su fin antes de darse cuenta.
Así pues nos encontramos con una lectura distinta, una novela negra no al uso, en la que el asesinato es muy secundario, sólo un telón de fondo para el viaje interior del protagonista. Una perspectiva original, desde luego. (Aitor Heras, 21 de febrero de 2019).

hace 5 años