Bienvenidos a la América de Mark Leyner, en la que podrán pedir sushi de arseniuro de galio en un restaurante de carretera, muscularse con un cóctel de hormonas del crecimiento y esteroides anabolizantes, y pagarse sus adicciones apareciendo en concursos televisivos.
Bienvenidos a Mi primo, mi gastroenterólogo, un universo narrativo brutalmente post-einsteniano en el que un logopeda tiene una chinche como mascota y, entre muchas otras apariciones estelares, hacen acto de presencia un piloto kamikaze y el grupo de samba más notoriamente nihilista de Brasil.