Al leer estas páginas Maurois, podría afirmarse que es la imaginación la que crea la realidad y que ésta, en verdad, no tendría ni belleza ni acción si la primera no le prestara su fuerza existencial. Los retratos trazados por la mano del artífice que escribió tantas obras admirables con las qué ha enriquecido la literatura contemporánea, nos ofrece en estas semblanzas, delicadas y penetrantes, la confirmación de cuan poderoso es en el destino de ciertos seres el mundo imaginario que se va creando en torno de sus existencias, hasta el punto de confundirse con lo que pedestremente se ha dado en llamar realidad. Los motivos que sirven a André Maurois como punto de partida, son en este caso los "sufrimientos del joven Werter", páginas en las que vemos a un Goethe joven, apasionado y ya filósofo, u otro como "por culpa de Balzac" en la que se confirma esa sentencia de Óscar Wilde: la vida imita al arte, más que el arte a la vida. Se leerá con igual placer el retrato de la famosa actriz inglesa Mrs. Siddons y los aspectos de la creación de la obra del escritor inglés Bulwer-Lytton: "Los últimos días de Pompeya"; páginas éstas de las que se verán surgir esos mundos imaginarios que son más reales, más bellos y a veces más dolorosos que los otros por los cuales debemos transitar la gran mayoría de los mortales.