Fragmentos dispersos y aleatorios de una gran saga familiar. Retratos apolillados y amarillentos que nos retrotraen a las primeras piedras y siembras de una comunidad rural. A través de esta narración, Glenway Wescott consigue reconstruir parte de la historia del estado de Wisconsin. Los parientes forman parte de un paisaje de secretos inconfesables. Voces agudas que todavía resuenan en ciertos atardeceres memorables. Lo mejor de ella es que está escrita con elegancia, con sentido del humor, y con una fina ironía que te encandila y que te atrapa.
hace 9 años