1948. En una carta dramática y final, Dieter Müller le cuenta a su hijo cómo Martin Heidegger, el mayor filósofo del siglo XX, se convirtió en maestro de toda una generación; cómo, en 1933, con el nacionalsocialismo triunfante y el respaldo de las SA, Heidegger asume el rectorado de la Universidad de Friburgo y los convoca a la lucha por la grandeza perdida de Alemania. Cuando finalmente Alemania es derrotada, Dieter se exilia en la Argentina. Prefiere pensar que las noticias de horribles matanzas, campos de concentración, cámaras de gas, son versiones triunfalistas de los aliados, hasta que descubre que él, como Heidegger y todos sus compañeros, han sido cómplices del horror infinito: de la "solución final". La llamada filosófica hecha a los estudiantes coincidió con aquello que después se les exigió como oficiales. Años después, el hijo de Dieter, Martin, va en busca de Heidegger para pedirle una explicación por la tragedia de su padre. Esa explicación se transforma en la meta de su vida, su sentido.