Sesenta esbozos sentimentales de la transición. En plena euforia de la mayoría absoluta obtenida por el Partido Popular, presento sesenta pequeños ensayos sobre las pasiones más visibles de la transición, y el modo de contrarrestarlas con otras pasiones reprimidas, para llegar hasta las raíces emotivas de donde brota la servidumbre voluntaria ante los poderosos cuando no hay libertad política. Pues precisamente ahora, cuando parece estar consolidado el régimen de Partidos, es cuando más se necesita afirmar y probar que, fuera de una verdad primaria y una nobleza de instinto, no hay lugar de conveniencia que sea digno o decente para el compromiso moral o político. En el último año del siglo XX, y como contribución cultural al interés que despierta el cambio de siglo, me ha parecido oportuno retratar, con breves pinceladas, las mutaciones producidas en la manifestación de los sentimientos morales. Es decir, los cambios operados en la forma de sentir y pensar de las actuales sociedades europeas respecto de las emociones y comportamientos sociales que definieron la vida y los valores culturales de nuestros padres. Ningún otro país ha experimentado un cambio tan drástico en sus costumbres morales como España, a causa de su tardía transición desde la dictadura a las libertades. Esto me ha permitido aislar el facto político como principal agente de estos cambios. Y creo haber comprobado la sospecha de que la suerte de las pasiones más comunes no es distinta de la que conocen las ideas. Las pasiones dominantes son las pasiones de la clase dominante. Los resultados de mi visión del paisaje español de las pasiones los presento, para que sean más atractivos para el lector, en una serie de reflexiones sobre pasiones particulares que justifican el título del libro.