Si hay un personaje legendario entre los artistas modernos, ese es Paul Gauguin. La leyenda, el mito, el personaje novelesco que él mismo tanto contribuyó a crear nos ha hecho, en muchos casos, muy difícil distinguir lo que de verdad y mentira, de hechos y de literatura existe tanto en su biografía como en su figura artística. Su alejamiento de Europa, que oscurecía convenientemente su perfil tras una cortina de aventura, locura o valentía o, simplemente inadaptación, contribuyó en gran medida a la creación de un mito que, tanto él como sus amigos se ocuparon de preservar cuidadosamente desde la lejanía.