Es curioso cómo cambia la percepción de un libro cuando lo lees en la adolescencia y después en la vida adulta… Recordaba un libro gótico, oscuro y ahora me he encontrado con una lectura totalmente diferente. Recordáis la historia del bello Dorian Gray, ¿verdad? Un joven que ve hecho realidad su ruego de que sea el retrato que ha pintado Basil Hallward el que envejezca y él conserve para siempre su belleza y juventud. El libro tiene dos protagonistas absolutos: Dorian Gray y Lord Henry. El primero es el sumun del egocentrismo; vive para admirar su belleza, su juventud y para hacer lo que le place sin tener la más mínima consideración sobre las consecuencias de sus actos. En su búsqueda del placer y la diversión arrastra al abismo a todo aquel que se cruza en su camino. Lord Henry es un noble con una particular visión de la vida. Defiende a ultranza el individualismo y sus ideas escandalizan a todo aquel que las escucha excepto a Dorian Gray que encuentra en él el mentor que espolea a la perfección su narcisismo desmesurado. Dorian nos muestra que la belleza no lo es todo en la vida. Es guapo, joven y rico pero carece de la más mínima empatía. Su crueldad no conoce límites y cree estar rodeado de admiradores sin saber, que le critican aceradamente a sus espaldas. Wilde hace una ácida crítica a la sociedad inglesa a través de ambos personajes. Una sociedad puritana de puertas para fuera que guarda muchos secretos de puertas para adentro: infidelidades, falsedad, hipocresía y que lava su conciencia yendo a la iglesia y a través de obras de caridad. El libro está lleno de frases memorables que reflejan la compleja personalidad de Oscar Wilde. Un genio incomprendido en su tiempo pero que en el siglo XXI hubiera sido un ídolo de masas.
hace 7 años