“El club de lectura Broadway”, de Raquel Villaamil, es una novela tan bonita como deja entrever su llamativa portada.
Está protagonizada por Marina, una joven que trabaja en el Planetario Hayden, en el Central Park de Nueva York. Allí estudia nebulosas, galaxias y estrellas, y ocasionalmente, ejerce de guía en las instalaciones.
Dedica tanto tiempo al trabajo y la investigación que apenas tiene vida social. Por eso, cuando recibe una invitación para asistir a la fiesta de su antiguo instituto, decide seguir el consejo de su cuñado, y recurrir al Club de Lectura Broadway para encontrar un acompañante.
Le apetece ver a algunos de sus compañeros, pero no quiere ir sola para evitar que el resto vuelva a burlarse de ella por un incidente que la dejó marcada durante años.
Gracias al club conoce a Will, un guapísimo acompañante profesional con el que asiste a la fiesta y se enfrenta a los fantasmas del pasado. Lo pasan tan bien juntos que Marina vuelve a recurrir a él para otros eventos.
Lo que la joven no sospecha es que una terrible amenaza se cierne sobre ella. Una que, a través de mensajes amenazantes en su buzón, despertará terribles recuerdos y la obligará a huir junto a Will a Crescent Moon, un pequeño pueblo de Carolina del Norte.
Como podéis imaginar la relación de Marina y Will se vuelve muy complicada en Crescent Moon. No dejan de ser dos desconocidos que lo pasaron bien en algunas fiestas, pero que ahora se ven obligados a convivir las 24 horas del día y nada es tan maravilloso como parecía.
La novela es una delicia. Marina es una joven que se hace querer porque a pesar de todo lo que ha sufrido y el gran éxito que ha conseguido siendo tan joven, disfruta con cada pequeña cosa que le ofrece la vida.
Por el contrario, Will se dará cuenta de que su vida no era tan perfecta como pensaba. De vuelta a sus orígenes, y gracias a Marina, aprenderá a valorar lo que tiene y a ser consciente de que la felicidad no depende de si vistes un traje de Tom Ford o unos vaqueros y una camiseta, sino de la gente que te quiere.
Una novela que mezcla romance y thriller, llena de positividad. Algo difícil de conseguir teniendo en cuenta que la autora la escribió durante los meses más duros del confinamiento.
Un libro que os recomiendo leer para recuperar las ganas de disfrutar la vida que perdimos hace ya más de un año. Y no hace falta viajar al otro lado del mundo para conseguirlo; simplemente hay que disfrutar de las pequeñas alegrías de cada día.
“La luna muestra que las cosas más bellas no necesitan llamar la atención”.
hace 1 año
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