El constitucionalista Javier Pérez Royo y el analista político Antón Losada unen fuerzas para someter a una discusión sin líneas rojas cuál es la situación actual, por qué el deterioro es tan grande, y a dónde nos conduce el inmovilismo. Porque concluyen que ya es tarde para impedir que la Constitución de 1978, junto con la monarquía y el bipartidismo, resulte útil para resolver los enormes problemas que España tiene planteados ahora mismo. Aquella loadísima Transición democrática española no fue tan perfecta como nos contaron, y lo que siguió ha permitido que sus mejores aspectos se hayan ido deteriorando. Porque en realidad fue una restauración monárquica que arranca de algunas de las leyes del Movimiento, y porque la Constitución Territorial tampoco fue perfecta, y ha ido creando problemas de ajuste de las nacionalidades que han acabado por someter a la Constitución a una tensión insoportable.