Ha pasado mucho tiempo desde que Anarcoma, el detective travesti, viese la luz en las páginas de la prensa más insolente de los primeros años 80. Aquellas revistas desvergonzadas ya no existen, como no existen las Ramblas, el barrio chino ha sido aniquilado y Barcelona entera es otra ciudad. Pero el mito sigue arañando el pavimento con sus tacones de aguja...Mitad Humphrey Bogart, mitad Lauren Bacall, Anarcoma apatrulla los bajos fondos de una urbe desaparecida, inquietante y bulliciosa por la que también rondan los caballeros de la Orden de San Reprimonio, el inefable profesor Onliyú, los hermanos Herr o su deseable oso robótico XM2, una máquina sexual con licencia para matar de placer.Anarcoma, que se mira tanto en los personajes sórdidos de Jean Genet como en los supermachos de Tom de Finlandia, es un cóctel aromado con las pulsiones macarras del tebeo popular de más baja estofa, la sofisticación del eurocómic de vanguardia y el delirio sin medida del folletín de toda la vida.Un hito del cómic homoerótico que en su día fue sabiamente catalogado por las autoridades alemanas como “perjudicial para la juventud”.