Los seres humanos somos capaces de predecir el comportamiento de un cometa, pero no podemos prever la evolución de los mercados, ni tan siquiera el futuro de nuestro negocio, pareja o carrera profesional. En nuestra era no hay nada seguro. La incertidumbre ha dejado de ser un accidente o algo transitorio que hemos de capear, para convertirse en nuestro estado natural y permanente. La buena noticia es que también es un estado positivo para la prosperidad, ya que nos procura oportunidades inesperadas para el éxito de nuestros proyectos personales y empresariales.