Narradas con un estilo desprendido de toda retórica, poético y directo a la vez, estas Historias de un Dios menguante se pueden ver como un fresco de la época que nos tocó vivir, de sus sueños y contradicciones. Situadas la mayoría de ellas en la década de los setenta, tras el Mayo francés, por estas páginas pasan jóvenes desarraigados e idealistas, madres destrozadas, intelectuales desengañados, asesinos que no soportan el peso de su culpa...; en definitiva, mujeres y hombres sometidos a situaciones de una significación extrema, que no pueden creer ya en una versión compartida e inequívoca del mundo y que a pesar de todo buscan su salvación en un gesto, en unas palabras, en un detalle que queda siempre en suspenso, más allá del relato. En Historias de un Dios menguante se encontrará el lector con una prosa sugestiva y cuidada, y con una voz que, sin solapar sombras y catástrofes, se muestra enamorada de la vida y de los personajes que se debaten en ella. Ensayando una suerte de realismo trascendente, sin renunciar a los estímulos de una trama revivida y al encanto de los pormenores, José Mateos ha dejado aquí suficientes espacios en silencio como para que veamos el gran misterio que sostiene a la realidad y que, sin embargo, la realidad oculta.