Cinco estudios publicados en revistas científicas durante la década de los noventa demostraron que el 70% de los individuos deprimidos que leyeron SENTIRSE BIEN mejoraron, como mucho, en el transcurso de cuatro semanas, sin ningún otro tratamiento adicional. Dicho de otro modo, los efectos antidepresivos logrados con ese libro parecen ser tan potentes como los antidepresivos o la psicoterapia para los pacientes que sufren episodios de depresión más o menos graves. Ahora, el autor de aquel bestseller insiste en sus lemas favoritos --sentirse bien es maravilloso y todo el mundo tiene la obligación de hacerlo-- y añade una utilísima guía de antidepresivos, así como una nueva introducción, con el fin de que sirvan de ayuda para contestar a cualquier pregunta que pueda ocurrírsele al lector sobre las numerosas opciones disponibles hoy en día para tratar la depresión. La idea no es, por supuesto, que esas sustancias sustituyan a la terapia defendida por Burns, sino que actúen como complemento en los casos en que resulte necesario. Y, sobre todo, que el lector tenga claro que los antidepresivos nunca son una respuesta definitiva, e incluso que, a veces, ni siquiera son necesarios.