Prudence logra evitar un duelo entre su hermano y el conde de Angelstone –de sobrenombre Ángel Caído–, pero a cambio se compromete a favorecer al noble en el futuro y para saldar esa deuda se ve obligada a casarse con él. Pese a tratarse de un matrimonio de conveniencia, Prudence se enamora de Angelstone, quien se resiste a someterse al encanto de su apasionada esposa. Pero un criminal dispuesto a involucrar a la pareja en sus atrocidades aparece en sus vidas.