“El fantasma de la ópera” es una novela de misterio que casi se desarrolla en un único escenario: la ópera Garnier de París. Un edificio que, tras sus deslumbrantes escenarios y palcos, oculta pasillos oscuros, trampas mortales y un largo subterráneo. En él habita Erik, un hombre atormentado por su deformidad física, pero apasionado por la música y enamorado de Christine Daaé. Erik, que nunca ha conocido el amor en ninguna de sus formas, hará lo posible por conseguir a Christine pese a saber que el corazón de la joven pertenece al vizconde Raoul de Chagny, al que conoce desde su infancia. A lo largo de la novela el autor nos describe a Erik como un hombre sin alma dispuesto a matar por conseguir sus fines. Pero según avanza la historia y comienza a desvelarse su trágico pasado, comienzan a surgir dudas: ¿es realmente un monstruo o su personalidad se debe al maltrato que ha sufrido a lo largo de su vida? Gaston Lerroux asegura al comienzo de la novela “El fantasma de la ópera”, que los acontecimientos que va a narrar al lector son reales y no fruto de su imaginación. Ciertamente, el edificio de la Ópera Garnier está construido sobre un lago artificial aislado por muros que otorgan estabilidad al edificio y evitan filtraciones de agua. Bajo ese lago, habitado por peces ciegos, se construyeron cinco pisos de galerías subterráneas para evitar derrumbes. Ese hecho inspiró a Lerroux la idea de que Erik había sido ayudante de Garnier y que durante la construcción del edificio trabajó en el diseño de su guarida, donde se refugiaría de la humanidad. Os animo a leer sin miedo este clásico de la literatura, porque no es una novela de terror. Más bien encontraréis un drama humano, salpimentado con alguna escena hilarante; terminaréis con ganas de investigar por vuestra cuenta qué de hay de cierto y qué no en esta historia que muchos defienden que es completamente real.
hace 1 año