Cada una de las páginas destila amor, amor por una cultura, amor por la literatura y amor por su historia casi extinguida a lo largo de los años. Como bien dice el autor: ”la cultura yidish reinó hasta ser barrida a sangre y fuego“. El joven Pierre se siente atraído por algunos escritores yidish y por el reino judío ”yiddishland“ pero a penas logra encontrar nada y menos unir piezas sobre la obra y el destino de estos autores y su cultura. Cuando Pierre se pone en contacto con la anciana Sulamita Kacyzne, su interés y sus ganas de saber cada vez más le atrapan por completo, no entiende cómo una lengua hablada por millones de personas, roza su fin. Sulamita reacia a recordar, se muestra evasiva, distante, pero poco a poco ve el sincero interés del joven por lo que ella se siente plena y confiada. Así comienza a relatarle de forma desordenada, a través de anécdotas y recuerdos, su vida, su unión con algunos escritores y sus vidas a lo largo de los años; Uri Zvi, Peretz Markish, Melej Rawicz, Warszanski, Broderzon y Singe. Se centrará mayormente, por cercanía y porque fueron los que más influenciaron en ella, en Uri Zvi, Peretz y Melej. Escritores que pertenecían a la ”Unión de escritores y periodistas de Varsovia“, todas sus obras estaban escritas en yidish, una lengua que amaban, por la que sentían auténtica pasión y admiración y a la que veían con los años caer en el olvido. La vida de estos escritores, la de Sulamita y Pierre, terminan fundiéndose en este país sin amor. Una obra que rebosa pasión, admiración por la literatura yidish y su casi extinguida cultura. Sulamita nos cuenta hechos desordenados con una magia que te atrapa e hipnotiza y Pierre pone el presente, su presente, la actualidad, la modernidad ante lo perdido y añorado de la anciana. Una obra muy recomendable e interesante. Ninguna cultura debería desaparecer de forma tan drástica y lamentable. (Esther Recio, 2 de enero de 2017)
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