Barthas, tonelero, sindicalista y cabo de infantería del ejército francés, acudió a las trincheras en septiembre de 1914 y terminó siendo testigo de un conflicto que consolidó su convicción más antibelicista. Todas las vivencias quedaron recogidas en un diario que le acompañó durante cuatro años de horror. Un testimonio único e irrepetible que, por su contundencia, marcó una fecha en la historiografía de la Primera Guerra Mundial. Los Cuadernos de guerra de Barthas son considerados, hoy en día, un clásico de la contienda europea y de cómo la guerra destruye todo en el hombre, convertido bajo su uniforme en un ser anónimo; unos hombres que esperaban de día la noche, esperaban de noche el día, esperaban todo el tiempo la muerte. Quién sabe, tal vez un día en este rincón de Artois se alzará un monumento que conmemore ese arrebato de fraternidad entre unos hombres que sentían horror por la guerra y a quienes obligaban a matarse contra su voluntad, Louis Barthas.