Es el segundo libro que leo de esta autora y me vuelve a asombrar el realismo con que describe la crudeza de las condiciones de vida en la época medieval; sobre todo cuando detalla las características de los castillos y cómo se desarrolla el día a día de las personas que viven dentro de estas fortalezas, tanto de criados como señores. A pesar de que no destaca especialmente dentro de las novelas del género romántico, la historia es encantadora, avanza con mucha fluidez y los personajes son entrañables, en especial la pareja principal. Además, tiene su buena dosis de intriga. Si hay que encontrarle algún pero a este libro, es la traducción -hay algunos párrafos que se sienten pasados por el traductor de Google-, pero afortunadamente no al punto que impida disfrutar la lectura.
hace 8 años