Misia, así a secas, pertenece a esa clase de mujeres que, más que crear ellas mismas, conciben la propia vida como fuente a la que acuden a inspirarse y saciarse aquellos que sí crean. Pianista con duende suficiente como para embelesar a Liszt y a Fauré, su maestro, Misia, por su sensibilidad artíst...