Cuenta la leyenda que, en el valle del Baztán, los dioses convivían en hermandad y las criaturas del día y de la noche podían vivir en armonía. Pero Gaueko, el temible dios de la noche, empezó a atemorizar a los humanos con su séquito de lobos y la diosa de la tierra, Mari, engendró la Luna y el Sol...