El destierro no es el tema de nuestro primer poema épico, aunque tal como nos ha llegado comience con uno. No lo es en la lírica de desterrados preclaros como Garcilaso, Lope o Quevedo. Tampoco en Espronceda. Ni en sentido estricto lo es en Unamuno, a despecho de los denuestos prodigados desde Fuert...