En un abrir y cerrar de ojos, todos desaparecen. Olvidados. Excepto los jóvenes: adolescentes, niños, bebés. Pero no queda ni un solo adulto. Y no funcionan los teléfonos, la televisión ni Internet. No hay manera de saber lo que ha pasado, no hay forma de pedir ayuda. El hambre amenaza. Los matones...