Hermann Hesse hace gala de su vasta cultura.
Su relación familiar con misioneros lo hizo conocer las religiones orientales y él se tomó la tarea de estudiarlas a profundidad. Sumado a situaciones muy personales, creó esta obra que publicó en 1922 (24 años antes que le dieran el premio Nobel).
A mi parecer toda la obra está bien esculpida, cada párrafo, cada frase está bien pensada, diseñada, trabajada y en su conjunto ofrece una obra densa, inteligente, en la que uno no se puede distraer un momento so pena de perder el hilo o rica sabiduría. Me recuerda a "La república" de Platón en el sentido que cada párrafo está lleno de sabiduría, lo que lo lleva a intuir a uno que el trabajo previo a ponerse a escribir, fue una ardua labor de preparación que tomó mucho tiempo, y ya sumergido en la escritura, fue un proceso aún más estricto y disciplinado de construcción y corrección.
Por una parte es una velada crítica, al final, al budismo y su forma egoísta de marginarse y huir de la realidad, de una realidad que puede ser tan buena maestra como la mejor de las religiones, en la cual se aprende un poco da cada una de las personas que se conocen, hasta de los más pecadores. Busca sintetizar, como sincretismo, entre el brahamanismo y lo humano, lo terrenal, lo carnal, eso si, sin dejar a un lado la inmensa riqueza (la cual concentra) del hinduismo y el budismo.
Yo recomiendo este libro poderosamente porque está lleno de sabiduría, y lo pone a uno a reflexionar sobre su vida, lo que ha hecho y hacia adónde va, muy aparte de la ficción que relata.
hace 4 años
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