De Ana María Matute solo conocía su faceta como autora de novelas de fantasía, disfruté mucho con su Gudú. Ahora la lectura de esta novela realista me ha confirmado que Matute es una excelente escritora que desarrolla una enorme calidad literaria y que consigue penetrar profundamente en la psicología de sus personajes. En una desolada Barcelona muy triste y muy gris, en plena guerra civil, se mueven los jóvenes protagonistas, solitarios, melancólicos, llenos de angustia, tan jóvenes y ya derrotados por el peso de la vida y la esperanza existe, sí, pero es tan pequeña y efímera como el brillo de una luciérnaga. Por lo que digo ya se percibe que es una novela muy pesimista y el pesimismo va conmigo, me gusta, pero quizá en un grado menor, que no sea tan aplastante. Lo que tengo claro es que tengo que seguir leyendo a Matute.
hace 6 años