Otros se echaron a la mar. Marcela se casó con un anciano para abandonar Aquella Isla. Ahora en París, lleva como una cicatriz su identidad. Trabaja y lee incansablemente con tal de burlar el recuerdo. Teje como una araña el infinito hilo de la amistad. A través de internet,del teléfono,del fax,mant...