Como consecuencia de una riada, David McCollen desaparece, convirtiendo su vida en un misterio, que mantendrá al lector confuso durante más o menos páginas. Mientras la vida de Sarah, su mujer, deberá tomar un nuevo rumbo sin la existencia de él, asumiendo por ello el rol de viuda. Esta situación sacará a la superficie cuestiones pendientes o fallidas en la relación entre ambos y su entorno, los proyectos y propósitos no realizados, los sueños no cumplidos.
A través de Sarah somos testigos de lo que puede llegar a deparar el destino sin previo aviso, amor y desamor, dolor y esperanza, de la importancia de las segundas oportunidades, la reconciliación y la redención. (Dolors Martínez)