Escogí el libro un poco al azar, relacionaba a la autora con temas de autoayuda y crecimiento personal -a lo que de hecho se dedica profesionalmente-, pero al leer que era su primera novela no se me ocurrió pensar que esa temática iba a formar parte del libro. A pesar de ello y mi reticencia a este tipo de libros, que a veces dicen mucho pero aportan poco, no ha sido una lectura de la que me arrepienta.
La protagonista es una matemática en la treintena con una vida complicada, su puesto de trabajo se tambalea, al igual que su relación de pareja. Claudia acepta sustituir a un amigo que se había apuntado “a uno de esos cursos raros que tanto le gustan” y que cambió de planes en el último momento. Así que con mucho escepticismo e ironía se desplaza a un país exótico, en un entorno idílico, a hacer un curso de kyudo –tiro con arco japonés-, que como irá descubriendo, será en realidad un curso de autoconocimiento.
Quizá sea exagerado decir que leer el libro sea como hacer dicho curso a pequeña escala, pero sí que resulta interesante leer los conceptos e incluso los ejercicios prácticos, que uno a uno cuenta la protagonista. El cambio que se produce en ella es, en mi opinión, exageradamente rápido e intenso, pero supongo que se debe al tempo del libro/curso. Claudia conoce sus miedos y debilidades primero, para posteriormente descubrir sus fortalezas interiores. Todo ello intercalado a la vez con las relaciones y pequeñas historias que surgen entre los participantes del curso, que dan más amenidad a la trama.
Narrado en primera persona y plagado de metáforas, es una lectura ligera y positiva que intenta enseñarnos a sacar lo mejor de nosotros mismos, y que además me ha gustado por esa sinceridad/ironía que desprende Claudia y que ameniza el libro -en especial en los diálogos que mantiene por Whatsapp con sus amigos “mundanos”-.