En septiembre de 1655 se celebra una fiesta en el palacio Guzmán, en Nápoles. Cecilia de Nola, la hija menor de una familia de acróbatas, oye accidentalmente una conversación entre Fournier, un espía al servicio del duque de Guisa, y el propio conde Guzmán. Al parecer, el duque de Guisa quiere arrebatarles Nápoles a los españoles para ganarse el favor del rey de Francia, Luis XIV, y el conde Guzmán está dispuesto a venderle información sobre las defensas de la ciudad. Cecilia quiere salir indemne de tan desafortunada coincidencia, pero esa misma noche tres sicarios intentan asesinar a todas su familia. Ella consigue escapar y refugiarse en la capilla del palacio Agliaro, donde se tropieza con el pintor Sebastiano Fillieri. Poseedora de un secreto que podía provocar una terrible matanza en Nápoles, Cecilia vivirá refugiada al amparo del artista. De repente, en la ciudad corre la voz de que un soldado español ha muerto de un modo misterioso. Y en ese momento sólo hay algo más terrible que la guerra: la peste.