Resumen

Es éste, sin lugar a dudas, el libro intelectualmente más representativo de G. K. Chesterton (1874-1936): «una especie de autobiografía vagabunda» concebida, en el estilo polémico que le caracteriza, como un conjunto de ensayos sobre lo obvio y lo permanente, que sólo pueden serlo en medio de la paradoja, ya que para Chesterton «el cristianismo queda representado por el hombre en la encrucijada» y la ortodoxia viene a ser «la única garantía posible de la libertad, de la innovación, del adelanto». Esta visión irónicamente conservadora del mundo, tan peculiar de los conversos católicos edwardianos, ha hecho que no pocas veces se considere al autor de El hombre que fue jueves y El Napoleón de Notthing Hill Gate, fino humorista de la novela y ensayista mordaz, como un simple reaccionario. Nada más lejos de él, sin embargo, que la añoranza del pasado, aunque el presente le resultara no menos insoportable.