En este primer tomo de sus 'Obras reunidas', Margo Glantz parte de las crónicas indianas, donde la figura de la mujer como narradora oral y como receptora empieza a adquirir forma, pasando por el importante papel que desempeña el lenguaje en la consumación de la Conquista y por Bernal Díaz del Castillo, privilegiado cronista que lo mismo enarbola la pluma que las armas, hasta llegar a la figura central de los estudios de la autora: sor Juana Inés de la Cruz, heredera de la callada tradición de las anónimas monjas escritoras. Margo Glantz demuestra cómo, si bien la Conquista de México fue ejercida por los hombres mediante la fuerza -de las armas y de una pretendida superioridad intelectual-, la conquista de la escritura femenina se gesta en el más insospechado rincón del mundo: el claustro. Todas estas literaturas, revisadas con pasión y conocimiento jamás exentos de rigor crítico, convergen en un territorio específico, un territorio íntimo, tan hermoso como terrible, que es el mismo que delinea la impecable narrativa de Glantz: el cuerpo. Finalmente -parece decirnos Margo Glantz en este volumen que reúne por primera vez su periplo por la literatura colonial-, la conquista del lenguaje por parte de las mujeres antecede a la conquista del propio cuerpo.