Liquidación es como un cristal que se rompe en cristales más fragmentados, una novela sobre una novela que dejó de existir, como su autor. Con algunas vidas que intentan frustradamente inspirarse en un “Auschwitz domesticado”, el amor y la muerte se funden bajo la mirada de alguien que no consigue escribir –que no ha conseguido escribirse como el protagonista suicida. Liquidación – de la vida – viene a anunciar que la literatura, a pesar de todo, no puede liquidarse, ya que el talento literario no es más, al menos en parte, que esta mirada impávida, esta extrañeza que luego se puede poner en palabras. Es tan solo medio paso, una distancia de medio paso.
hace 8 meses