Es una novela sobre Madrid, sobre el centro –por ejemplo, La Latina o Gran Vía-, pero también sobre barrios periféricos como Matadero o Cuatro Caminos; y pueblos cercanos como Alcalá de Henares o Coslada. Algunos espacios adquieren especial relevancia: los parques, los locales nocturnos y, por supuesto, las librerías. La librería quemada propone un acercamiento al mundo de las librerías desde un enfoque y una perspectiva diferente y privilegiada: sorprenderá la visión nada complaciente de Sergio Galarza, que trabaja desde hace bastantes años en una gran librería de Madrid y ha vivido en primera persona la alarmante evolución del sector. Algunos de los temas que se tratan son: la despersonalización de las grandes cadenas, el significativo auge de los libros de autoyuda, los robos de libros, la imposición de estrategias de venta agresivas y competitivas, la infravaloración del librero lector, las -en ocasiones- decepcionantes relaciones con los clientes. Puede encuadrarse dentro de lo que se ha llamado narrativa de la crisis (la crisis del país y del sector, y sus consecuencias en la estabilidad emocional de los trabajadores). Es una crítica abierta al mundo laboral y a las destructivas relaciones de poder dentro de las empresas: la pérdida de seguridad laboral, el miedo a los despidos cada vez que bajan las ventas, las devastadoras técnicas de control laboral…