Aunque la Guerra Civil se acabó en 1939, la resistencia contra Franco no había terminado. En los cuarenta grupos de guerrilleros salieron de sus escondites para hostigar a la Dictadura. Para las autoridades eran "bandoleros ", "forajidos", "ladrones" y "huidos". El Régimen no quería dignificarlos. También se llamaban "maquis", un nombre importado de Francia por los que participaron en la resistencia contra los Nazis. Después de la victoria sobre Rommel en El Alamein y de la invasión del Marruecos francés y de Argelia, agentes estadounidenses de la OSS empezaron a entrenar en las tácticas guerrilleras a exiliados y presos españoles liberados de los campos de concentración de Vichy. Españoles dispuestos a volver a su país y a mantener allí la resistencia en espera de una hipotética intervención aliada. Pero Santiago Carrillo cortó dicha "conexión americana" y se aseguró de que únicamente el Partido Comunista dirigiera la organización de la guerrilla española.