En la novela se desarrollan dos historias ambientadas en épocas y lugares distintos, y que aparentemente no están relacionadas. Por un lado leemos el diario que Evangeline English escribe, en 1923, durante su viaje por la región de Xinjiang, y que le servirá para posteriormente redactar un libro, la “Guía de Kashgar para damas ciclistas”. Evangeline y su hermana Lizzie, junto a Millicent, una misionera con más experiencia, se encuentran en la región con la intención de establecer una misión, pero un hecho fortuito las obligará a permanecer en Kahsgar por un tiempo indefinido. Por otro lado, en el Londres actual, conocemos a Frieda, acaba de volver de viaje, le han dado plantón, un hombre desconocido pasa la noche junto a la puerta de su casa y además recibe una carta en la que le comunican el fallecimiento de una mujer de la que Frieda es su familiar más cercano, pero que ella no conoce. Las dos historias se van entrelazando en capítulos alternos. La de Eva en Kashgar es la más atrayente, sobre todo por lo exótico del viaje y las descripciones de paisajes de la antigua ruta de la seda china. Además nos ponemos en su piel y vivimos junto a ella un sinfín de experiencias variadas. A Frieda, en la actualidad, la acompañaremos en la búsqueda de la identidad de su parienta fallecida, conociendo a la par algo de su pasado y también sobre el mundo de los inmigrantes ilegales. No es una obra maestra, se nota que la autora debuta como novelista, pero es en conjunto una novela entretenida y agradable de leer. (Esther Rodríguez)
hace 10 años