El niño perro, de la premiada escritora australiana Eva Hornung, está inspirado en un conocido caso reciente, el de Ivan Mishukov, un niño moscovita que vivió con una manada de perros callejeros durante dos años, y explora la tierra de nadie entre el perro y el hombre. El niño perro, narrada casi en su totalidad por el niño protagonista, destaca por su intensidad, su sensual realismo y su convincente visceralidad. Su retrato tanto de las diferencias entre los miembros de la manada como de la férrea y disciplinada estructura social de ésta demuestra una mirada firmemente anclada en la empatía y despojada de todo sentimentalismo.
Abandonado a los cuatro años de edad, Romochka logra sobrevivir al hambre y el frío en las desoladas afueras de una gran ciudad gracias a una familia de perros semisalvajes. En el oscuro sótano derruido que les sirve de guarida, inmerso en un mundo nuevo hecho de olores intensos, caricias y gruñidos, el pequeño niño crecerá sano y aprenderá rápido los rudimentos de la vida en el clan, haciendo gala de gran inteligencia innata y, sobre todo, de la sorprendente capacidad humana para la adaptación. Años después, esas mismas cualidades le permitirán, quizá, volver a ser niño. A través de la aventura de Romochka, Eva Hornung muestra cómo la ficción consigue iluminar rincones olvidados del mundo, y plantea numerosas y sugerentes cuestiones sobre lo que significa ser humano y sobre la sinuosa frontera que separa lo civilizado de lo salvaje.