A lo largo de seis décadas se descubre al escritor y al crítico de arte pero, ante todo, se conoce a una persona de un humanismo universal. La lucidez de su pensamiento se percibe perfectamente en un lenguaje conciso y sintético derivado, tal vez, de su amor por la música. El ejercicio de memoria que realiza este hombre esencial nos acerca a cada instante histórico, desde el esplendor cultural y la decadencia política de Austria de fin del XIX hasta los prolegómenos de la catástrofe de la 2ª Guerra Mundial. Rilke, Rolland o Strauss son algunos de los grandes hombres de su momento, amigos íntimos sobre los que se sustenta su fe en la humanidad; las memorias de un poeta precoz, un clásico de la literatura en su propio tiempo, un exiliado y un apátrida, todos ellos, Stefan Zweig.
hace 12 años
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